Tomo una breve historia de uno de mis grandes Gurús (Gurú: quien esparce luz), Robin Sharma:
“Un buen día un monje maestro es invitado a visitar un templo. Al llegar, ve en la entrada a dos grandes perros, feroces, los cuales ladran ferozmente al verlo. El monje que lo recibe intenta calmarlo diciéndole que las bestias se encuentran encadenadas. El monje maestro, confiando en el joven monje, camina por entre las bestias, las cuales ladran a sus costados. La pareja de monjes rebasan a las bestias y continuan su camino hacia la entrada del templo, cuando el monje maestro escucha un extraño crujir, solo para comprobar que las bestias han roto sus ataduras y corren ferozmente a atacarle…”
El miedo. ¡¡¡Uuuuuuy, que miedo!!!
El miedo da miedo.
El miedo existe desde antes de que nacieras, desde antes de que nacieran tus padres, tus abuelos, tatarabuelos, tataratatarabuelos… antes de que existiera alguien de los que son tu familia existía el miedo. El miedo no es malo, es lo que permitió que existieramos cada uno de nosotros, simplemente que ahora es diferente. Antes, teníamos miedo de que un tigre dientes de sable (sí, como Diego el de la Era del Hielo) nos fuera a devorar, o de que un volcán nos matara (bueno, de eso todavía tenemos miedo); pero entonces “evolucionamos”, igual que nuestros miedos, pero lamentablemente nuestro organismo, nuestra conformación biológica, no lo ha podido hacer tan rápido.
Hoy en día hay muchas más cosas que nos dan miedo, ya no tememos que un tigre dientes de sable (sí, como Diego) nos devore, pero su lugar lo ha tomado: nuestro jefe, nuestra pareja, nuestros padres…, lo malo, es que sentimos igual que como si estuvieramos frente a las fauces de Diego (el tigre dientes de sable).
“… los perros corrían ferozmente…”
… pero, ¿qué hacemos con nuestros miedos?
Si lo analizas bien, fuera de los eventos que atentan directamente contra tu vida o de las personas que amas, las cosas que nos dan miedo están en nuestra mente, y más que miedo a morir, tenemos miedo a perder.
No me refiero a perder un partido de pelota (futbol, basquetball, baseball…), tampoco a un juego de cartas o una apuesta, tememos perder: el cariño, respeto, aceptación, posición, trabajo, dinero, familia, grupo… Ponle el nombre. Tememos a que nos juzguen: como no adecuados, no suficientes…
Si te das cuenta no se trata de Diego (de nueva cuenta me refiero al tigre dientes de sable o de un peligro mortal por el estilo), se trata de cosas o eventos que no existen en la realidad.
“… el monje maestro, volteó a ver a las bestias y corrió directamente hacia ellas gritando con todas sus fuerzas un ¡¡¡Ahhhhhhhh!!!”
Ser valiente no se trata de no tener miedo. Todos los seres humanos sentimos miedo. El líder es capaz de encarar sus miedos, conocerlos, y saber como manejarlos.
“… el monje maestro corría gritando más feroz que los perros logrando con ello asustarles.”
Conoce tus miedo, enfrentalos y encuentra el siguiente nivel.
Blancanieves nunca tiene un mal día
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